LUGARES ICÓNICOS DE MALLORCA DONDE VIVEN LAS MUSAS

3 rincones que inspiran las creaciones de los maestros de la joyería

Valldemossa, lugar icónico de Mallorca y foco de inspiración para Relojería Alemana
Mallorca ha desempeñado un papel central a lo largo de los más de 135 años de historia de Relojería Alemana. Desde la apertura de la primera tienda en el siglo XIX por parte de Guillermo Krug hasta la entrada en el negocio de la cuarta generación de la familia Fuster, la naturaleza, la cultura y el carácter de los habitantes de la isla han impregnado cada uno de nuestros pasos.
Hoy Relojería Alemana es lo que es, en gran parte, gracias a Mallorca. En concreto, gracias a unos cuantos lugares icónicos que han inspirado a los propietarios de la firma generación tras generación. Acompáñanos en este paseo por los rincones de Mallorca donde las musas nos han brindado su ayuda.

1. La ciudad de Palma

La primera parada del recorrido es Palma. Pero no la urbe elegante, moderna y turística de hoy, sino una ciudad que, a finales del siglo XIX, empezaba a desarrollar su industria y a abrirse al exterior mientras lidiaba con los problemas propios del crecimiento urbanístico acelerado.
Fue aquí, en esta capital que contaba por entonces con unos 60 000 habitantes, donde el alemán Guillermo Krug Griiffke decidió abrir su relojería en 1879. Para ello, escogió su propio lugar icónico de Mallorca, un local en el número 40 de la calle Colón. El mismo sitio en el que, actualmente con el número 14, Relojería Alemana sigue ofreciendo su impecable servicio a la sociedad mallorquina después de casi un siglo y medio.
Plantilla de Relojería Alemana con el bisabuelo Pablo, tras la muerte de Krug, en la tienda del número 40 de la calle Colón
La tienda de Relojería Alemana en la calle Colón siempre ha sido un lugar icónico de Mallorca
Desde este enclave, Krug aportó su granito de arena a la modernización de Mallorca en un tiempo en el que la gente de pie, si podía permitírselo, se compraba un reloj para toda la vida. En aquella Palma del siglo XIX un reloj era considerado un signo de distinción y un valor que pasaría de padres a hijos.

2. El mar Mediterráneo

El segundo lugar icónico de Mallorca que ha marcado el devenir de Relojería Alemana es, en realidad, un elemento omnipresente en la isla: el mar Mediterráneo. La familia Fuster, propietaria de Relojería Alemana desde que Krug, al morir sin descendencia, legara el negocio a su mejor aprendiz, el bisabuelo Pablo, ha cultivado desde siempre una relación muy especial con el Mare Nostrum.
Este mar, que realza las playas y calas de toda la isla con sus contrastes turquesas, ha dejado huella en muchos de los diseños de Relojería Alemana. De hecho, Pablo Fuster padre, responsable de la inmersión de la firma en el mundo de la joyería, le dedicó expresamente al Mediterráneo una de sus colecciones, a la que bautizó como Mare.

3. Valldemossa, un rincón icónico a solo 17 kilómetros de Palma

Para la cuarta generación de Relojería Alemana, al frente de la empresa desde 2012, el lugar icónico de Mallorca donde es seguro toparse con la inspiración tiene un nombre: Valldemossa. Blanca, Paula y Pablo Fuster atesoran maravillosos recuerdos de infancia sacados de sus veranos en esta pequeña localidad de raíces medievales, ubicada a tan solo 17 kilómetros de Palma, en la Sierra de Tramuntana
Calle de Valldemossa, uno de los lugares icónicos de Mallorca
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la deliciosa estampa de Valldemossa ha atrapado a viajeros tan ilustres como el músico Frédéric Chopin y la escritora George Sand, que pasaron Un invierno en Mallorca alojados en una celda de la Real Cartuja. Otros personales conocidos que sucumbieron a sus encantos y se reconciliaron aquí con las musas son el estadista Gaspar Melchor de Jovellanos, el cineasta Michael Douglas o los literatos Rubén Darío, Miguel de Unamuno y Azorín.

Valldemossa, “el más hermoso lugar del mundo” en palabras de Chopin, ayudó a los hermanos Fuster a imaginar Setenta y Nueve, la marca propia de joyería de Relojería Alemana que se hizo realidad en 2015. Se trata de una línea de piezas made in Mallorca que respiran tradición e innovación, y que puedes encontrar tanto en nuestra tienda de toda la vida, la misma que abrió Guillermo Krug en la calle Colón en 1879; como en nuestros puntos de venta en el paseo del Borne y en Puerto Portals. ¡Ven a visitarnos! Quizás Relojería Alemana se convierta pronto, para ti, en uno de tus lugares icónicos preferidos de Mallorca.